La prueba palpable de que el trabajo en
equipo y el querer hacer de este mundo uno mejor, se encuentra entre las
coloridas calles y el aire pulcro de Oslo.
País que bajo
estrictas medidas y con objetivos claros y determinados ha logrado un mayor
avance entre sus ciudadanos, aportando una gran mejoría en lo que respecta a su
calidad de vida. Cuyo proceso no ha sido fácil, pero tampoco tan desalentador,
sus logros hablan por sí mismos; y es
que se espera que para el próximo año 2020 queden totalmente prohibidos todos
los sistemas de calefacción de gas y petróleo, claramente con el objetivo de
acelerar el incremento en su calidad ambiental.
Así mismo,
dentro del transporte urbano se prevén medidas futuras sujetas a cambios que
podrían ser visibles en el año 2019, pues se pretende erradicar de forma
paulatina y acelerada el uso de autos convencionales para ser sustituidos por
carros eléctricos, el uso de bicicletas y otros medios de transporte no
contaminantes.
Con casi 700.000
habitantes, Oslo es una ciudad que busca convertir su política ambiental en un
ejemplo para Europa y el mundo. Además en materia de construcción y medios
sostenibles, no se queda atrás, pues así como su política se ha puesto rigurosa
y exigente dentro de la temática urbana y social, lo mismo está sucediendo con
su normatividad de construcción, uso de suelo, métodos, técnicas y materiales
con que futuramente se puedan rehabilitar y construir casas, edificios,
apartamentos, etc.
Bajo esta
visión, estamos seguros que su objetivo de ser un ejemplo mundial de país con
baja emisión contaminante será logrado en el menor tiempo posible.
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